SOÑAR CON UNA PROVINCIA GRANDE
Por Rosana Bertone
Argentina está viviendo tiempos complicados. Por un lado, un gobierno nacional centralista, personalista y unitario; y por otro, gobiernos provinciales que no reciben los fondos que por la ley de coparticipación les corresponden. Tierra del Fuego no escapa a esta realidad nacional.
Pero en este contexto difícil, pienso que tenemos que pensar en cómo generar los consensos y los acuerdos para encontrar puntos de encuentro que nos permitan avanzar hacia la construcción de nuestra provincia grande. Y eso solo lo lograremos con diálogo, unión y trabajo conjunto.
Soñar con una provincia grande es pensarla en términos de desarrollo, en promover las condiciones esenciales para generar inversiones y trabajo. Es pensar en la obra pública como generadora de empleos directos e indirectos, es defender la ley 19640 como presupuesto necesario de nuestra industria, es promover el turismo como parte esencial de nuestra identidad; es cuidar los recursos de la energía y de la pesca promoviéndolos con una mirada estratégica que garantice un desarrollo genuino junto con el cuidado del medioambiente.
En este contexto, es un problema si la disputa política permanente afecta la estabilidad institucional de Tierra del Fuego. Nuestra provincia es la más joven, nuestros pioneros hicieron un enorme trabajo en fundar las bases para seguir construyendo una provincia sólida. Pero para eso es fundamental dejar los egoísmos de lado y consensuar políticas públicas a mediano y largo plazo. Hace años que sostengo que se necesitan lograr acuerdos básicos que nos permitan construir una identidad propia basada en la inversión, el crecimiento y el desarrollo económico.
Eso requiere del compromiso y el trabajo de todas las instituciones que integran los tres poderes del Estado en la provincia, de los municipios, de la dirigencia, y también de los fueguinos y las fueguinas, porque para construir la provincia grande que soñamos es fundamental que nos unamos todos y trabajemos para lograrlo.
Hoy, el contexto nacional e internacional nos desafía como nunca antes. Estamos frente a posiciones opuestas respecto de los modelos posibles de desarrollo económico. El gobierno nacional promueve la idea de que el mercado sin restricciones impuestas por el Estado es capaz de resolver el problema. Y otros tienen una mirada orientada a que el Estado es el que debe ocupar todos los espacios y resolver todos los problemas.
Como dije varias veces, estoy convencida en que hay una tercera posición mucho más adecuada, que consiste en fortalecer el sector privado creando condiciones de inversión, y tener un Estado fuerte y presente para proteger los derechos de las y los trabajadores, brindar un piso universal que garantice la vida digna de todas las personas, y ofrecer servicios públicos de seguridad, justicia, salud y educación que sean de calidad.
